El futuro de las tortugas verdes de la Tierra está en serias dudas porque están naciendo muy pocos machos para seguir procreando la especie, pero ahora parece que el aumento de las temperaturas globales que causa esto es sólo una parte del problema de las tortugas.
Ya se había establecido que las aguas más cálidas hacen que los embriones de tortuga que se desarrollan en sus huevos tengan más probabilidades de nacer hembras, pero un nuevo estudio dirigido por la Universidad Griffith en Queensland, Australia, sugiere que la contaminación del océano está agravando este sesgo femenino.
Metales pesados como el cadmio y el antimonio, así como una serie de contaminantes orgánicos que se acumulan en Chelonia mydas las madres tortugas están siendo transferidas a sus huevos, lo que ayuda a "feminizar" aún más la especie.
Las tortugas verdes están clasificadas como En Peligro en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, amenazadas con riesgo de extinción como resultado de la caza furtiva, colisiones de embarcaciones, destrucción de hábitat y captura accidental en artes de pesca, así como el cambio climático. La amenaza adicional proviene de la contaminación de los océanos causada por la actividad humana, como la minería, los escurrimientos y los desechos urbanos.
Como parte del Proyecto de Enfriamiento de Tortugas de WWF-Australia, que busca formas de contrarrestar la anidación favorecida por las hembras, el equipo científico investigó los efectos de la contaminación en un sitio de monitoreo a largo plazo en Heron Island, un pequeño cayo de arena coralina en el sur de la Gran Barrera de Coral ( GBR).
Entre 200 y 1,800 tortugas verdes hembras anidan allí cada año, y actualmente nacen de 2 a 3 hembras por cada macho, una proporción más equilibrada que la que se encontraría más cerca del ecuador. En el norte de la Gran Bretaña ya nacen cientos de hembras por cada macho, afirman los científicos.
Seguimiento de los huevos
Los científicos recogieron 17 nidadas de huevos a las dos horas de ser puestos y los volvieron a enterrar junto a sondas que registraban su temperatura cada hora, tanto en el nido como en la superficie.
A medida que emergían las crías, se determinaba su sexo y se tomaban medidas de los niveles de 18 metales, además de contaminantes orgánicos como hidrocarburos aromáticos policíclicos, bifenilos policlorados y éteres de difenilo polibromados, que se unen a los receptores de las hormonas sexuales femeninas.
Las tortugas hembras acumulan estos contaminantes en los sitios de alimentación y sus huevos en desarrollo los secuestran en el hígado de los embriones, donde pueden permanecer durante años después de la eclosión.
La mayoría de los nidos produjeron predominantemente crías hembras, y cuanto más estrogénicos eran los oligoelementos, particularmente antimonio y cadmio, encontrados en el hígado de las crías, mayor era el sesgo femenino en el nido.
"Concluimos que estos contaminantes imitan la función de la hormona estrógeno y tienden a redirigir las vías de desarrollo hacia las mujeres", dijo el autor del estudio, el Dr. Arthur Barraza, investigador de la Universidad Griffith. Instituto Australiano de Ríos.
"A medida que la proporción de sexos se acerca al 100% de hembras, se vuelve cada vez más difícil para las tortugas hembras adultas encontrar pareja, lo cual es particularmente importante frente al cambio climático que ya hace que las playas de anidación sean más cálidas y más femeninas".
Los científicos ahora quieren determinar qué compuestos específicos cambian la proporción de sexos de las crías, para ayudar a encontrar una manera de evitar que los contaminantes feminicen aún más las poblaciones de tortugas. Su estudio se publica en Fronteras en Ciencias del Mar.
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