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Buenas noticias para los cangrejos, pero no para nosotros
Foto: Paul Morris
Es bien sabido que los microplásticos contaminan los ecosistemas marinos, pero si bien se ha dedicado mucha investigación a evaluar el alcance del daño, hasta ahora se ha hecho poco sobre los efectos en las interacciones depredador-presa.
Ahora, un estudio sobre el comportamiento de los mariscos dirigido por el profesor Laurent Seuront del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia ha demostrado que las toxinas químicas que se filtran de los microplásticos tienen efectos biológicos directos sobre la capacidad de las presas para defenderse.
28 November 2018
Su equipo ha demostrado que estas toxinas alteran los mecanismos de defensa de una especie clave en la cadena alimentaria, la vinca común (littorina littorea), en presencia de su depredador el cangrejo litoral común (Carcinus mayenas).
Este aumento de su vulnerabilidad supone una amenaza para toda la cadena alimentaria, afirma el profesor Seuront.
Los bígaros se mantuvieron en agua en tanques de laboratorio que contenían microplásticos en el tipo de concentración que se encontró en la playa francesa de donde fueron recolectados.
Cuando los mariscos no reaccionaron cuando los cangrejos fueron introducidos en el tanque, se concluyó que los químicos afectaban los sentidos de los bígaros, suprimiendo su capacidad para detectar a los cangrejos y luego impidiéndoles usar un comportamiento defensivo instintivo como retirarse a su conchas o esconderse entre rocas.
"Estos resultados sugieren que los efectos biológicos de los lixiviados microplásticos pueden tener implicaciones importantes para los ecosistemas marinos en taxones que dependen de señales quimiosensoriales para escapar de la depredación", concluye el estudio, publicado en Biology Letters.