Los buzos inspeccionaron un barco turístico que se hundió en Galápagos el sábado (23 de abril) y confirmaron que ya no se escapa combustible diésel de sus tanques. El vertido de una tubería rota durante el hundimiento hizo temer una contaminación en el sitio del Patrimonio Mundial.
Se cree que cuatro tripulantes, las únicas personas a bordo en ese momento, escaparon ilesos del Albatros cuando se hundió en Bahía Academia, puerto natural del poblado de Puerto Ayora en la isla Santa Cruz.
Lea también: Cocaína aparece cerca de un naufragio petrolero en Tobago
Los informes iniciales describieron el barco como un barco de buceo, aunque el establecido desde hace mucho tiempo Albatros Tours & Dive Resort, con sede en Puerto Ayora, confirmó que Divernet que su propio barco de buceo Buzo en Galápagos no estaba relacionado con el incidente.
Una fotografía submarina emitida por la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente de Ecuador, parecía mostrar una pequeña embarcación, aunque la dirección había afirmado que transportaba unos 9000 litros de combustible.
Dijo que sus guardas habían tomado medidas inmediatas para proteger el ecosistema marino mediante el despliegue de barreras flotantes, materiales absorbentes de petróleo y dispersantes biodegradables para contener el derrame.
La DPNG trabajó junto con las autoridades municipales, expertos de la petrolera estatal Petroecuador, operadores turísticos y voluntarios locales tras el hundimiento.
El armador del buque ya ha iniciado una limpieza submarina de los restos del naufragio con sus propios buzos, sellando el agujero por donde se escapaba el gasoil y comenzando a retirar el combustible restante.
Dos buzos de la DPNG que inspeccionaron los restos del naufragio confirmaron que ya no se escapa combustible, pero que restos contaminados permanecían esparcidos por el lugar.
Varias playas alrededor de la bahía estuvieron cerradas a los usuarios recreativos durante el fin de semana como medida de precaución, ya que las imágenes de drones indicaron que el movimiento de las mareas podría dispersar la mancha inicial.
El ayuntamiento llevó a cabo una limpieza en la cercana playa de Germans con la ayuda de los bomberos, el ejército y voluntarios locales. Hasta ahora, los guardaparques no han encontrado signos de que el derrame haya afectado la vida marina de la bahía.
Según las estrictas regulaciones ambientales de Galápagos, los restos del naufragio deben ser levantados y retirados una vez que se hayan llegado a acuerdos con las aseguradoras. Mientras tanto, se han colocado boyas de advertencia para mantener a otros barcos alejados del lugar.
El último derrame significativo de combustible en Galápagos se produjo en 2001, cuando un petrolero encalló en San Cristóbal y perdió unos 600,000 litros de las 800 toneladas de combustible diésel que transportaba. También frente a San Cristóbal, en diciembre de 2019 una barcaza que se hundió derramó 2700 litros de diésel.