Los científicos de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, se habían preguntado por qué los corales deberían consumir plásticos desgastados cuando, al carecer de ojos, no tenían motivos para confundir las partículas con presas.
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Los coautores del estudio, Austin Allen y Alexander Seymour, recolectaron corales duros del mar frente a Carolina del Norte y les ofrecieron pequeñas cantidades de ocho tipos diferentes de microplásticos, junto con elementos de tamaño similar, como arena limpia. Los corales comieron cada tipo de plástico, pero ignoraron en gran medida los que no eran plásticos.
En un segundo experimento, se colocaron grupos de corales en cámaras de alimentación separadas. A cada grupo se le ofreció la misma cantidad de microplásticos durante un período de media hora, pero a algunos se les dieron partículas limpias y a otros partículas contaminadas con bacterias.
Los corales comieron ambos tipos, pero prefirieron los microplásticos limpios por un margen de tres a uno, lo que sugiere que los plásticos en sí contenían algo que los hacía sabrosos.
"Cuando el plástico sale de fábrica, tiene cientos de aditivos químicos", dijo Seymour. "Cualquiera de estos químicos o una combinación de ellos podría actuar como un estimulante que hace que el plástico sea atractivo para los corales".
Los investigadores esperan que más investigaciones puedan identificar los aditivos "sabrosos" y determinar si estos químicos tienen el mismo efecto en otras especies marinas.
"Si podemos fabricar plástico para que, involuntariamente, les sepa bien a estos animales, también podríamos fabricarlo para que intencionalmente sepa mal", dijo Seymour. "Eso podría ayudar significativamente a reducir la amenaza que representan estos microplásticos".
Tortugas, peces, mamíferos marinos, invertebrados y aves pueden sufrir obstrucciones intestinales, sentir una falsa sensación de saciedad o tener reservas de energía reducidas como consecuencia del consumo de microplásticos.
"Aproximadamente el 8% de los plásticos que ingirieron los pólipos de coral en nuestro estudio todavía estaban atrapados en sus intestinos después de 24 horas", dijo Allen.
Los microplásticos también pueden filtrar cientos de compuestos químicos en los cuerpos de los animales y en el medio ambiente. Las consecuencias de esto aún se desconocen en gran medida, aunque se sabe que algunos aditivos afectan las hormonas que determinan el sexo en los organismos.
El estudio “La quimiorrecepción impulsa el consumo de plástico en un coral duro” se publica en Marine Pollution Bulletin y se puede leer esta página.
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