Un buzo de 51 años de Weymouth murió tras un incidente frente a la costa sur de Devon el sábado 17 de junio.
La Guardia Costera respondió a una señal de auxilio desde un barco de buceo a las 2.15 horas. En su informe inicial afirmaba que un buceador había tenido dificultades tras un descenso a 80 metros y sufrió problemas médicos durante su ascenso, a 40 millas al sur de Plymouth. Sin embargo, una declaración posterior de la policía de Devon y Cornwall se refirió al hombre como si hubiera estado “buceando en apnea” antes de resurgir inconsciente.
Los miembros de la tripulación del barco de buceo registrado en Dorset aplicaron RCP antes de que el hombre fuera transportado en un helicóptero de búsqueda y rescate de la Guardia Costera a las instalaciones hiperbáricas del Hospital Derriford, pero fue declarado muerto poco después de su llegada. Los familiares del buzo fueron informados, pero aún no se ha identificado su nombre.
El resto del grupo de buceo salió a la superficie sano y salvo, con la presencia del bote salvavidas Salcombe. Se informó al Ejecutivo de Salud y Seguridad y la policía estaba preparando un expediente para el forense, aunque dicen que no se cree que la muerte sea sospechosa.
Al día siguiente, en Tailandia, un buzo voluntario murió mientras ayudaba a instalar un arrecife artificial frente a Phuket.
La mujer, Lakkhana Sakunphong, de 35 años, de Krabi, fue una de los 26 buzos que ayudaron con un proyecto gubernamental para instalar el arrecife en la isla Racha Yai, al sur de Phuket. Los buzos estaban siendo supervisados por representantes del Departamento de Recursos Marinos y Costeros.
Uno de los buzos le dijo al Phuket News que Sakunphong había salido a la superficie con su tanque de aire casi vacío y había estado hablando en la superficie pero se desmayó mientras nadaba de regreso al bote. Se le administraron reanimación cardiopulmonar y oxígeno a bordo, pero fue declarada muerta al llegar a un hospital cercano.
Mientras tanto, en el sur de Francia, un buzo finlandés de 44 años murió mientras buceaba en Font Estramar, una de las cuevas submarinas más profundas del mundo, el 10 de junio. El incidente se produjo a una profundidad de más de 200 metros tras un mal funcionamiento del DPV, según informes de Finlandia.
Se informó que el compañero del buzo, un hombre de 45 años, salió ileso después de pasar más de ocho horas en el sistema. Ambos fueron descritos como buceadores muy experimentados.
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24-Jun-17