Su acción se produjo después de que las fuertes corrientes recientes en el Mediterráneo y el consiguiente movimiento de arena dejaran los restos del naufragio visibles desde la superficie, lo que generó temores de que pudieran ser saqueados.
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La Isabella naufragó en una tormenta frente a la costa andaluza la noche del 4 de marzo de 1855. El barco transportaba estatuas de mármol, algunas decían que databan de la época romana, desde Génova hasta Calcuta en la India para decorar una mansión.
El pecio, que se encuentra a sólo 8 m de profundidad y a 300 m de la costa, frente a un hotel en la ciudad de Benalmádena, se considera de importante interés cultural y es una atracción local de buceo. Aunque no fue designado como protegido hasta 2009, se identificó por primera vez en la década de 1960, cuando se vio una estatua de Dioniso en el fondo del mar y se confundió con un cuerpo.
La Guardia Civil colaboró en el reciente operativo de recuperación con arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Los elementos elevados a la superficie incluyeron dos pedestales de mármol de 1.5 m de diámetro, una losa de pizarra de 1.5 m de largo, tejas y un clavo de bronce de 50 cm.
El centro de buceo local Simply Diving ofrece inmersiones en el “Marble Wreck” para ver “losas de mármol, lápidas con nombres de familias claramente representados y el sólido marco de madera del naufragio que alberga parejas de sepias apareándose. pulpo, congrios y nudibranquios, así como cardúmenes de peces”.
Los arqueólogos realizarán un estudio del estado actual del naufragio.