Claudio Di Manao continúa la serie de sugerencias y consejos sobre cómo hacer que igualar sea lo más cómodo y sencillo posible.
¿Cuántas veces nuestros oídos nos han advertido que estábamos descendiendo? A menudo es el oído, la parte de nuestra anatomía más sensible al aumento de presión, el que nos indica un descenso no planificado. No es sorprendente que también sea una de las víctimas más frecuentes de un control deficiente de la flotabilidad.
Una técnica fundamental
El control de la flotabilidad es fundamental para el confort y la seguridad de la inmersión. Nunca dejaremos de repetir ese hecho. Un control deficiente de la flotabilidad aumenta el consumo de aire, pero lo que es más importante, afecta el control de la velocidad vertical del buceador.
Esto comienza con el lastre: un buceador que lleva un peso excesivo debe poner más aire en su dispositivo de compensación de flotabilidad (BCD), lo que amplifica el efecto de los cambios de presión en profundidad. Un traje seco se comporta de la misma manera. Un cambio brusco de volumen en un traje seco o BCD puede provocar ascensos rápidos o descensos no deseados.
Los buceadores que tienen sobrepeso y no logran compensar esto poniendo más gasolina en sus chalecos muestran un ajuste muy típico: una posición erguida con las aletas hacia abajo. Para no hundirse, estos buceadores se ven obligados a aletear continuamente, poniendo en riesgo el fondo del mar y posiblemente provocando pérdida de visibilidad si revuelven la arena.
Por otro lado, los buceadores que no llevan suficiente peso o tienen demasiado aire en su BCD suelen estar en una posición con la cabeza hacia abajo. A un buceador inexperto le resultará difícil alcanzar la válvula de descarga en la parte inferior trasera del BCD. En un traje seco, una posición con la cabeza hacia abajo hace que el aire quede atrapado en los pies, lo que requiere contramedidas de emergencia.
Un accidente de buceo común
Las consecuencias más peligrosas de un control deficiente de la flotabilidad son un ascenso rápido o la pérdida de una parada de descompresión. Estos errores pueden llevar al buzo directamente a la cámara hiperbárica. El riesgo de barotrauma puede parecer pequeño en comparación con el riesgo de enfermedad por descompresión (EDC).
Sin embargo, las cifras cuentan una historia diferente. La lesión de buceo más frecuente es el barotrauma, no la DCS. La falta de un control adecuado de la flotabilidad es un factor importante en muchos casos de barotrauma.
Sin embargo, un buceador no necesita sumergirse en el abismo o salir disparado a la superficie para lastimarse. Los cambios de profundidad repentinos y repetitivos pueden dañar fácilmente los oídos.
Un ejemplo son los instructores que suben y bajan a los estudiantes durante el curso, a menudo ayudándolos con ambas manos y sin centrarse en su propia flotabilidad. A veces los instructores no logran ecualizar con la frecuencia correcta, lo que puede provocar barotrauma.
Desafortunadamente, muchas personas no están familiarizadas con la técnica de ecualización manos libres, que se describe en el curso EqualEasy. Sea cual sea la causa, cualquier descenso descontrolado estresa nuestros oídos.
Acerca del autor.
Claudio Di Manao, miembro de DAN desde 1997, es instructor de buceo PADI e IANTD. Es autor de una serie de libros y novelas sobre buceo, entre los que se incluye Shamandura Generation, un apasionante retrato de la comunidad de buceo de Sharm el Sheikh. Colabora con revistas, radios y periódicos, hablando y escribiendo sobre seguridad en el buceo, vida marina y viajes.
¿Sabía usted qué…?
Un vehículo de propulsión para buceadores (DPV), también conocido comúnmente como scooter submarino, le permite ver más, conservar aire y llegar de un lugar a otro más rápido. ¡Solo tenga en cuenta su flotabilidad vertical para evitar problemas de ecualización!
Cómo salvar los oídos
Volvamos a las lecciones que aprendimos en el entrenamiento en aguas abiertas: mientras retiene la respiración normal y con un chaleco compensador de flotabilidad vacío (y una botella casi vacía), un buceador en configuración recreativa debe flotar a la altura de los ojos. Es un método que funciona con una fiabilidad razonable.
Cuidado con el viejo refrán, 'más vale un kilo más que un kilo menos'. Ser demasiado generoso con los kilos de más conlleva sus propios peligros. El uso frenético y exclusivo del chaleco pronto convertiría a un buceador en un yo-yo.
En cuanto a abordar la igualación, es mejor ser proactivo que reactivo: si sabemos que vamos a ascender, deberíamos estar preparados para desinflar el BCD.
Si sabemos que tenemos que descender, debemos evitar soltar demasiado gas, especialmente si ya estamos en profundidad. Además, durante la inmersión es bueno comprobar la posición de nuestras piernas y cabeza: su posición no sólo nos muestra lo que está pasando con nuestro trimado, sino también con nuestra flotabilidad.
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Este artículo fue publicado originalmente en Buzo Reino Unido #77
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